Por los momentos
que hemos pasado.
Porque eres un cabezón, porque me chillas, porque me regañas, porque te metes conmigo.. Pero sobre todo, porque siempre me defiendes, me proteges, me dejabas dormir contigo cuando era pequeña y tenía miedo, me ayudabas con los deberes, me cogías en brazos si tiraban petardos, me medio enseñaste a montar en bici, me enseñaste a multiplicar y dividir y lo más importante, aunque nos peleamos muuuuuy a menudo, me enseñaste que eres importantísimo en mi vida, aunque siempre te esté diciendo que te vayas ya de casa, me enseñaste que no sabría vivir sin ti.. Que en el fondo, cuando te vas, te echo de menos.
Me gustas cuando dices tonterías, cuando metes la pata, cuando mientes, cuando te vas de compras con tu madre y llego tarde al cine por tu culpa. Me gustas más cuando es mi cumpleaños y me cubres de besos y de tartas, o cuando eres feliz y se te nota, o cuando eres genial con una frase que lo resume todo, o cuando ríes (tu risa es una ducha en el infierno), o cuando me perdonas un olvido. Pero aún me gustas más, tanto que casi no puedo resistir lo que me gustas, cuando, lleno de vida, te despiertas y lo primero que haces es decirme: